En los mejores momentos de mi vida laboral nadie podía presagiar lo que luego aconteció. De la misma manera que le ocurrió a ella, mi hermana, quien a su edad ya no esperaba volver a ser madre. Pero el tiempo va desgranando día a día, segundo a segundo, lo que nos tiene que ocurrir, y nadie se libra de eso.
Nunca se está preparado para aquello que tampoco nunca se había uno imaginado que iba a suceder. Aprendes de golpe cosas que no esperabas. Nos ocurrió a las dos: ella se quedó embarazada, yo enfermé (o ya estaba enferma, eso creo que nunca llegaré a saberlo).
Un día horrible de lluvia y tormenta me vi por vez primera en una ambulancia medicalizada; el centro hospitalario al que me llevaban estaba a más de cien kilómetros de aquel en que me habían ingresado. De nada sirve preguntarse por qué, pero cuando te ves entrar en una camilla, con el gotero, el oxígeno y todas las precauciones del mundo, por la puerta de la UCI de coronarias... sí, entonces empiezas a pensar que la pesadilla todavía no ha terminado, y que no es ningún sueño. Ella también vivía sus noches y días de terror, temiendo que la criatura pudiese nacer con algún tipo de problema y sin poder hacer nada por averiguarlo ni por evitarlo.
Aún recuerdo su visita. Las enfermeras, al verla en tan avanzado estado de gestación, le traían una silla y le decían que no se preocupase, que si se encontraba mal, ellas mismas la atenderían. A quien estaban atendiendo era a mi, que en unas horas entraría en quirófano para un cateterismo; a ella todavía le quedaban unas cuatro semanas para salir de cuentas.
Y me fui. Estaba en la camilla, rodeada de médicos y aparatos diversos. El catéter llegó a mi corazón, tocó … allí...; sí, justamente allí, en dónde parece ser que había tenido tiempo atrás mi primer infarto, en un lugar diferente del que estaba localizada la lesión del segundo... y, entonces, me fui.
Ni sé cómo. Imagino que en el parto la niña debió sentir algo similar. Un dolor increíble, el cuerpo volviendo a la vida, o naciendo, saltando de golpe de un mundo al otro. Abrí los ojos con mi cuerpo varios centímetros por encima de la camilla y con dificultad para respirar, para ver, para sentir, para saber... ¿Qué ha ocurrido?, pregunté. “Te hemos hecho así ¡chas!, como en las películas...”, una manera muy sutil de contarme que había fibrilado, me había ido y me habían tenido que reanimar.
Mientras tanto, en el hospital del otro lado de la avenida, la niña acababa de nacer. Sus enormes pestañas, su piel blanca, su suave pelo castaño... y ese grito de recién nacida... Las dos nacimos a la vez.
Nunca se está preparado para aquello que tampoco nunca se había uno imaginado que iba a suceder. Aprendes de golpe cosas que no esperabas. Nos ocurrió a las dos: ella se quedó embarazada, yo enfermé (o ya estaba enferma, eso creo que nunca llegaré a saberlo).
Un día horrible de lluvia y tormenta me vi por vez primera en una ambulancia medicalizada; el centro hospitalario al que me llevaban estaba a más de cien kilómetros de aquel en que me habían ingresado. De nada sirve preguntarse por qué, pero cuando te ves entrar en una camilla, con el gotero, el oxígeno y todas las precauciones del mundo, por la puerta de la UCI de coronarias... sí, entonces empiezas a pensar que la pesadilla todavía no ha terminado, y que no es ningún sueño. Ella también vivía sus noches y días de terror, temiendo que la criatura pudiese nacer con algún tipo de problema y sin poder hacer nada por averiguarlo ni por evitarlo.
Aún recuerdo su visita. Las enfermeras, al verla en tan avanzado estado de gestación, le traían una silla y le decían que no se preocupase, que si se encontraba mal, ellas mismas la atenderían. A quien estaban atendiendo era a mi, que en unas horas entraría en quirófano para un cateterismo; a ella todavía le quedaban unas cuatro semanas para salir de cuentas.
Y me fui. Estaba en la camilla, rodeada de médicos y aparatos diversos. El catéter llegó a mi corazón, tocó … allí...; sí, justamente allí, en dónde parece ser que había tenido tiempo atrás mi primer infarto, en un lugar diferente del que estaba localizada la lesión del segundo... y, entonces, me fui.
Ni sé cómo. Imagino que en el parto la niña debió sentir algo similar. Un dolor increíble, el cuerpo volviendo a la vida, o naciendo, saltando de golpe de un mundo al otro. Abrí los ojos con mi cuerpo varios centímetros por encima de la camilla y con dificultad para respirar, para ver, para sentir, para saber... ¿Qué ha ocurrido?, pregunté. “Te hemos hecho así ¡chas!, como en las películas...”, una manera muy sutil de contarme que había fibrilado, me había ido y me habían tenido que reanimar.
Mientras tanto, en el hospital del otro lado de la avenida, la niña acababa de nacer. Sus enormes pestañas, su piel blanca, su suave pelo castaño... y ese grito de recién nacida... Las dos nacimos a la vez.
Hola amigos:
ResponderEliminarA estas alturas de diciembre quizá no sea "Cambalache" la música que más se escucha, aunque he sabido de un certamen de tango hace unos días en Buenos Aires (me hubiera gustado poder estar allí). Gracias a todos por las visitas y por los comentarios en el post.
Quizá otro tipo de música podría ser la banda sonora de "Recién nacida", el post que acabo de subir y que os invito a leer. Aunque haya bandas sonoras con silencios en el medio...
Felices fiestas a todos y gracias a quienes ya han pasado a felicitarme. Yo os deseo felicidad en estas fiestas y siempre. Con todo mi cariño...
Carmen.
Me alegro mucho que volvieras de ese viaje sin equipaje, el mundo bloguero no serìa igual sin ti.
ResponderEliminarEspero que el pròximo año 2012 te traiga Paz, Salud, Tolerancia y Trabajo....Feliz Navidad.
fus
tengo un lado esotéricamente oscuro por ser dragón, escorpio y estar dominado por el misterioso plutón; pero nunca imaginé que el destino me hubiese deparado conocer a una maravillosa persona tras sufrir ella dos infartos. curiosos los caminos por los que a uno le lleva la vida. un beso.
ResponderEliminarMentiras o verdades en este nacimiento a dúo. Muy emotivo, después dicen que uno no puede nacer ya con años encima.
ResponderEliminar¿Qué decir que ya no haya dicho?
Siento una gran admiración por tu valor y me siento enormemente orgulloso de ser el padrino de este blog.
Un beso enorme.
HD
Carmen, ¿qué decir? cuando tú lo has dicho todo... Pues que me has dejado emocionada y contenta porque lo superaste.
ResponderEliminarTu sobrina y tú tenéis mucho que celebrar, bueno y yo también por haberte conocido.
Gracias por tu entrada, preciosa y que este año que está a punto de comenzar te traiga sobre todo mucha salud.
Un BESAZO ENOOOOOOOOOORME.
Volver a nacer, tengo una persona muy cercana que se fue y en ese trayecto le dijeron que no era su hora y le mandaron de vuelta. Mientras los médicos estaban haciendo improbos esfuerzos por devolverle a la vida, lo consiguieron. Él era un crio de 7 años y sólo se lo contó a su madre.
ResponderEliminarHoy día es un ser muy especial y una gran persona.
Un abrazo
A veces las cosas son así de inesperadas, y las dos sois casi mellizas , y tal vez con los mismos sentimientos, todo tiene su lado bueno , ya que sucedió, al menos tienes una historia propia que contar.
ResponderEliminarUn beso
He de reconocer que no es la primera vez que al leer tu texto tengo claro que voy a decir y al llegar a los comentarios me pierdo en disquisiciones sobre la ficción y la realidad.
ResponderEliminarPuede ser porque inicialmente asumo tus textos como narrativa de ficción y luego -dado que no nos conocemos- opto por no descabalgarme.
Me ha gustado esta prosa serena, que desde una primera persona sensible nos narra su vuelta a la vida con el regalo de una sobrina por melliza.
Un abrazo, Carmen.
Esta historia es bien real, tal como fue.
EliminarMi padre cuidando de ella en un hospital y mi madre en el otro conmigo, ni siquiera pudo ir al entierro de su amada tía, que la pobrecilla murió el mismo día que nacieron ellas...
y faltan más protagonistas, nuestro padre con ella en el hospital, nuestra madre conmigo. La pobre no pudo ir al entierro de su querida tía, que murió cuando ellas nacieron, por estar a nuestro lado...
EliminarCielo, faltaría que contase todo con pelos y señales ¿no? Y hablando de pelos..., estás más guapa en la foto que tenías de perfil que así, con la B de blogger, jeje
Eliminar(¡Quietosparados todos! sí es lo que parece, una "amable discusión entre hermanas", jajaja)
¡Biquiños!
Eres LEYENDA XHABYRA 2011
ResponderEliminarTuve un renacimiento parecido al tuyo, solo que en mi caso, era mi propio hijo el que estaba naciendo...
ResponderEliminarEl regreso se vuelve milagroso y se vive el resto del tiempo agradecida y al día, han pasado ya 7 años y veo el feliz crecimiento de mi niño y ya nada mas importa...
Imagino la relación que tienes con esa niña, no es para menos!!!!
Que tengas bonitas fiestas y comiences un año lleno de luz...
Besos Carmen
Vaya historia carmen...me alivia que el resultado fuera bueno para las dos..a pesar del....
ResponderEliminarIncreible....un abrazo para las dos..y te deseo de corazon que tengas unas muy buenas fiestas y entrada de año....y que no cambies como mujer...me gusta como eres y como piensas...me gusta lo que leo y me gusta tu melena...por lo tanto mis mejores deseos para ti en lo que hagas en la vida y un besote muy largo por tu sensibilidad y manera de ser...un abrazo y feliz en lo que hagas...disfruta de las fiestas te lo mereces.
AMIGA MUCHAS GRACIAS POR TU AMISTAD QUE ESTEBE QUE FOI UN REGALO PARA MI Y PARA TODOS LOS TUYOS AMIGOS..QUE 2012 SEA DE MUCHAS ALEGRIAS Y PAZ EN TU VIDA Y DE LOS TUYOS FAMILIARES
ResponderEliminarFELIZ NATAL E UM ANO NOVO CHEIO DE REALIZAÇÕES PARA TI E TODA A FAMILIA
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Carmennnnnnn!!! Después que estuve "guardada" un par de meses, vengo a dejarte mis mejores deseos para este nuevo año. Ya vendré con más tiempo a ponerme al día con todo lo que me perdí. Mientras tanto un fuerte abrazo, besos y FELICIDADES!!!
ResponderEliminarQue susto y que alegría.
ResponderEliminarGracias que acabó todo bien.
Que pases unas muy felices fiestas.
Besos.
¿ ..bandas sonoras por medio de esa historia de tu vida.. ?? además de ser una historia intensa, además de ser hermosa, parece el guión para una gran película xD
ResponderEliminarTe deseo que pases unas fechas felices, rodeada de aquellos a quienes amas, y disfrutes de las comidas. Mil besos Carmen. Espero verte pronto, no sé qué vainas ocurre ultimamente con mi blog, me lo quisieron cerrar, además a veces no me deja hacer comentarios... en fin, veré si puedo solucionar esas cuestiones y volver el año que vienen, con regularidad, pasear por tu espacio y empezar bien el nuevo año.
Un abrazo.