Odiaba los cartuchos de tinta, el papel secante, los agujeros que acababan formándose después de pasarse una un buen rato intentando borrar una palabra o el resultado de unas cuentas en aquellas gruesas hojas de los cuadernos forrados del horrible papel araña azul. Odiaba las manchas de tinta en el guardapolvos blanco del colegio. Pero amaba mi pluma Parker con la punta de oro. Era mi tesoro.
Sin embargo no podía tener un solo fallo en las cuentas, y solamente nos permitían escribir con pluma. Aquella división se me resistía, no me daba la prueba, el resultado estaba mal y no era capaz de encontrar el fallo. No era mi culpa haber heredado la “mala leche” de mi padre cuando algo no salía bien, eso que la paciencia solía ser “casi” infinita. Pero al llegar al límite, explotaba, igual que él. Con toda la rabia contenida y sin pensarlo siquiera, clavé mi Parker en la gruesa hoja del cuaderno forrado con papel araña azul. Y la punta de oro se rompió.
Me enfadaba más haberme quedado sin mi pluma que la bronca de mi madre y la de mi padre juntas, sobre todo la de ella, parecía no acabar nunca. Me compraron otra pluma, una de color rosa, hortera del todo... Hasta eso me daba igual. Yo quería mi Parker...
Unas semanas después mi madre vino con un pequeño paquete: “ten, aquí la tienes, pero si vuelves a romperla, te quedas sin ella”. La había llevado a arreglar y le habían puesto una nueva punta de oro. Todavía me dura esa alegría y la sonrisa. Es mi tesoro. Desde entonces, solamente la uso para documentos muy especiales y personales.
Al menos aquí nadie nos obligaba a utilizar la pluma (es que ni siquiera nos dejaban usarla), ni había papel secante, cuadernos de hojas gruesas, ni forro de papel araña de color azul. Ninguno de mis compañeros de escuela o después, en el instituto, tenía ni la menor idea de cómo se podía escribir con ella...
Sin embargo no podía tener un solo fallo en las cuentas, y solamente nos permitían escribir con pluma. Aquella división se me resistía, no me daba la prueba, el resultado estaba mal y no era capaz de encontrar el fallo. No era mi culpa haber heredado la “mala leche” de mi padre cuando algo no salía bien, eso que la paciencia solía ser “casi” infinita. Pero al llegar al límite, explotaba, igual que él. Con toda la rabia contenida y sin pensarlo siquiera, clavé mi Parker en la gruesa hoja del cuaderno forrado con papel araña azul. Y la punta de oro se rompió.
Me enfadaba más haberme quedado sin mi pluma que la bronca de mi madre y la de mi padre juntas, sobre todo la de ella, parecía no acabar nunca. Me compraron otra pluma, una de color rosa, hortera del todo... Hasta eso me daba igual. Yo quería mi Parker...
Unas semanas después mi madre vino con un pequeño paquete: “ten, aquí la tienes, pero si vuelves a romperla, te quedas sin ella”. La había llevado a arreglar y le habían puesto una nueva punta de oro. Todavía me dura esa alegría y la sonrisa. Es mi tesoro. Desde entonces, solamente la uso para documentos muy especiales y personales.
Al menos aquí nadie nos obligaba a utilizar la pluma (es que ni siquiera nos dejaban usarla), ni había papel secante, cuadernos de hojas gruesas, ni forro de papel araña de color azul. Ninguno de mis compañeros de escuela o después, en el instituto, tenía ni la menor idea de cómo se podía escribir con ella...
Hola amigos:
ResponderEliminarMe siento muy halagada por vuestras visitas y comentarios en "Un vaso de agua al sol". No me he evaporado, sigo por aquí y poco a poco voy pasando por vuestros blogs. No me olvido.
Hoy os propongo la lectura de "Mi Parker". Su escritura no pudo ser con ella...
Biquiños.
Carmen.
Hola Carmen, cuántas cosas que me hiciste recordar!!
ResponderEliminarYo también tuve mi Parker y como olvidarme de ese cuaderno forrado de papel araña...ah que lindo...
Gracias por hacerme revivir aquel lindo tiempo.
ha sido muy dulce de tu parte hacernos partícipe de un recuerdo muy entrañable para ti y que ha logrado hacerme recordar mis propias vicisitudes con la pluma fuente y la tinta aquella que venía en un frasco pequeño y que nos daba a todos grandes problemas en su uso. un beso.
ResponderEliminarYo no cambiaría mi Parker por nada del mundo, aunque no tiene la punta de oro, es de lo mejor y da un aire especial a la escritura.
ResponderEliminarGracias por compartir esos excelentes recuerdos ¡y no la vuelvas a romper!
Un abrazo.
¡Draco! ¡No me digas que utilizabas la pluma para usar con la tinta china! Eso era mil veces peor que una pluma normal. Yo dejé el dibujo lineal, aunque me gustaba mucho, en el bachillerato precísamente por tener que usar el tiralíneas y la tinta china. Y va y ese año empezaron a comercializar los "rotring", una especie de bolígrafos con puntas de diferente grosor y que ya llevaban dentro la tinta.
ResponderEliminarGuille, sí, un bonito recuerdo, pero aún sigo "odiando" el papel araña azul. Por lo menos teníamos, los que podíamos, la Parker, que era la joya de la que ni siquiera conocíamos su valor.
Julio: cada vez que tengo la Parker entre las manos es como si tuviera entre ellas un bebé recién nacido. Por supuesto que lo de romperla no entra en mis intenciones. Sigo adorándola como por entonces; yo era como la cenicienta en el colegio, todas mis compañeras eran de clase alta y con muchos recursos. Pero no recuerdo que ninguna de ellas tuviera una Parker con la punta de oro. Ni mi hermana llegó a tener nada parecido. ¿Privilegiada?, digamos que mi familia estaba muy contenta con mi evolución académica, con mi precocidad en la lectura-escritura y demás técnicas básicas, y con mi comportamiento.
Gracias por compartir vuestros recuerdos conmigo.
Lindos recuerdos para los que ya tenemos algunos años más. Esta frase siempre me llamó la atención, ¿algunos años más que quién o de qué?
ResponderEliminarPero te decía que me había gustado el recuerdo, aunque no quede todo ahí, pues cada vez me convence más la forma en la que escribes, hay una cierta libertad en tus letras que le hacen muy bien a la literatura, no como otros que vivimos demasiado amarrados a las leyes de la gramática y de lo que se debe o no. Brindo por ese desenfado.
Un beso.
HD
lo que ya no recuerdo era si yo cerraba aquella tapa (de la tinta china) con mucha fuerza o ésta se secaba alrededor de la abertura que al abrirla con mucha dificultad derramaba todo a su paso. también recuerdo lo de los rotring y el borrador blanco (y muy bueno) de la marca steadler los cuáles ya usé en la universidad en el área de dibujo.
ResponderEliminarHumberto, como ya comenté en otras ocasiones, en otros posts y rincones de mi blog, aprendí a leer y escribir siendo muy pequeña; lo que no descubría yo, me lo enseñaba mi padre en el periódico; era el libro que tenía para aprender. Y académicamente siempre intenté estar en lo alto; creo que lo conseguí, que poca gente puede decir que tiene sobresaliente de media en los estudios universitarios, matrícula de honor en algunas materias.
ResponderEliminarPero me costó muchísimo el cambio de Buenos Aires a mis estudios en España, y aún era muy niña. Ahora, que nada me ata a la hora de escribir, ni siquiera el trabajo, me dejo llevar por lo que siento dentro, aunque mezcle mis raíces y las lenguas que he aprendido, hablado y escrito en cada uno de los lugares en que he vivido, o me salte más de una norma de la Real Academia de la Lengua Española. Escribo como soy: ciudadana del mundo.
Gracias por tus hermosas palabras.
Biquiños.
Draco ¿porqué crees que yo dejé el tiralíneas y la tinta china. Y creo que hasta en los rotring se secaba la tinta, como puede ocurrir en cualquier estilográfica. Después tenías que sacudirla con fuerza y era inevitable la mancha (manchas) de tinta en el papel, la mesa, la ropa, las manos y todo lo que hubiera alrededor. No, eso no era para mi. Ya me habían llegado mis primeros "hay que ser más prolija" cuando alguna manchita ensuciaba mis cuadernos de hojas gruesas forrados de papel araña azul, jajaja. Así que cambié el dibujo técnico por otras materias, hasta que por fin conseguí hacerme hueco en las de música (aquí, en España, se tardó mucho tiempo en darle la importancia que tiene). Ahí ya nadie me podía parar; recuerdo a mi profesor particular que me decía que ahora no hay "copistas" de partituras, pero que si los hubiera, yo habría sido de las mejores...
ResponderEliminarah! tengo unos años haciendo mis xharabatos y xhabujos directos en mi libreta asi con pluma fuente,...
ResponderEliminar(me salto el paso del bosquejo a lapiz y todo lo demas por eso dibujo tan feo)
claro que no xhabujo con una parker sino con una mas economica de uso rudo jejeje
es un buen tesoro ese que tienes.
una anecdota parecida a la tuya me ha ocurrido muchas veces, es cuando trabajo en oficina, suelo llevar mi pluma fuente conmigo, y es una gran satisfaccion cuando la saco para prestarla a alguien que necesita anotar algo y se me queda viendo con cara de "yestocomocarajosseusa" y me la regresan por temor a no saber escribir con ella.
xhaludos!
Jajajaja
ResponderEliminarSegún he podido entender a Draco, la pluma fuente es lo que aquí llamamos el tiralíneas.
Yo también recuerdo haber llevado en alguna ocasión alguna de las otras plumas al instituto (la Parker no, esa solita para mi; al final resultó que me encanta escribir con ella) y casi, casi lo mismo: la prestaba a alguna amiga (a los chicos ni se me ocurría: demasiado brutos) y veía cómo intentaban escribir con la punta girada de una y mil formas y no eran capaces ni de hacer una letra. Yo me reía para adentro, no podía evitarlo. Al final pasaban de todo porque eran incapaces; como mucho, conseguían que se les escapase una mancha de tinta y enfadadas desistían y me la devolvían.
Ya ves Xhabyra: aquí lo intentaban, pero ni con esas. ¡Qué bien se queda uno cuando pasa algo parecido, je je!
Por cierto, me encanta tu blog. A veces me da por dibujar y también me salto el lápiz y demás, paso directamente a rotulador o marcador fino, excepto si es para pintar (la témpera es mi técnica preferida).
¡Biquiños!
Hermosa Parker, yo siempre quise una, llegué tarde a la escuela, cuando la empecé ya se usaban biromes confeccionadas a plástico y en cadena. Sin embargo me hicistge recordar que tengo que conseguir una.
ResponderEliminarTe agradezco la prosa, y siempre te leo.
Abrazo.
¡Birome! ¡La palabra que me faltaba!
ResponderEliminarTe cuento Escritor: sí, yo también utilicé bolígrafos (¡las biromes!) , pero si mal no recuerdo debió ser los últimos meses antes de venirme. Después, al llegar a España, empezaron mis problemas (y de mi hermana) con las mezclas de leguaje: argentino, español, gallego... y muchas palabras se quedaron atrás. Unos años después vino mi prima de visita; ella sí llamaba birome a los bolígrafos, pero para nosotras ya se hacía una palabra extraña, tanto que desde entonces siempre tuvimos la duda de que se correspondiese el significado de ambas palabras. Ahora tú nos has aclarado el asunto ¡quién lo iba a decir!, y me alegro, porque me está gustando mucho recordar aquellas cosas que se quedaron atrás...
Mis hijos tampoco saben escribir con pluma, y el tiralíneas para ellos es un objeto prehistórico, creo que si han visto alguno debe ser el que tengo guardado en un cajón desde mis estudios hace.... un mogollón de años, pero ni saben lo que es. Ahora les "soltaré" la palabra birome, jeje...; ya me imagno al pequeño burlándose de sus amigos y estoy segura de que se pasarán una buena época llamado así a los bolígrafos solamente para ver las caras que ponen los otros que no lo saben.
Biquiños.
Esas plumas son una joya, y tan lindo que se escribe con ellas, parecían sacar nuestra personalidad al momento de escribir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí lo son, Linda Flor; lo que en su día no valoramos en el colegio, ahora nos ha venido como rebote de las cosas buenas que teníamos y no supimos apreciar en su tiempo.
ResponderEliminarIncluso el horrible papel araña, jaja. Hace unos años lo he visto aquí, lo vendían en una librería, en otros colores, no solamente el azul de entonces. Eso sí, la consistencia no era la misma ni por asomo. De todos modos, sigue sin gustarme...
Por cierto, he visto una araña como imagen en tu último post. Estoy esperando a reunir las fuerzas necesarias para pinchar en el link y leerte a ver si soy capaz de hacerlo sin ver al bichejo ese... Tranquila, sé que lo conseguiré..., pero dame tiempo... y procura no poner más arañas, que de verdad que no me gustan nada...
¡Biquiños amiga!
Yo no tenía parker, me gustaba escribir con boli BIC, y ante la cantidad de errores con lapiz siempre que podía, es evidente que conmigo no fueron tan exigentes...de ahí te viene tu pasión por la escritura? pues bienvenida la parker.
ResponderEliminary además con mal caracter, no me lo creo, aunque todos tenemos un limite unos lo tienen más cerca y otros más lejos..el mio está muy lejos, pero cuando me tocan.../0=·*-rrrrrrg
un beso linda Carmen que tengas un bonito día con los tuyos...muackiss
una pluma llena de historia, una historia que se presenta a quienes han podido descubrir el encanto de la escritura con olor a tinta.
ResponderEliminarPersonalmente nunca he logrado usarla por demasiado tiempo, el hecho de ser zurdo crea no pocos problemas con los restos del color.
muy intenso el tema de esta entrada.
muchos saludos
Blas
Cuantos recuerdos, la primeras vez de dejarnos escribir con tinta, porque hasta ese momento era lápiz, y cuando tomabas la tinta ya te sentías grande. El forro del cuaderno araña azul, je también verde o colorado.
ResponderEliminarMi dios, que lindos recuerdos Carmen.
Un abrazo!
Menudas "andanzas".
ResponderEliminarGracias por la felicitación Carmen.
Espero todo vaya de maravilla por allá.
Un abrazo.
Hola Carmen: Bella narrativa. Me recuerdo de una pluma que me regalo mi madre en la adolescencia.Era mi tesoro. No la cambiaba por ninguna otra aunque de ultima tecnología.
ResponderEliminarAl final el tiempo paso factura y mi querida pluma, que por cierto era de cubierta color gris, ya no pudo seguir escribiendo.
Gracias.
Felicidades.
Hola Carmen, soy yo nuevamente. Como me hago seguidor de tu bonito blog?
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Lou. Supongo que si me hubieran dado la opción de empezar con lápiz, lo hubiera hecho. Pero no, directamente con pluma en mi caso. Sabía leer y escribir antes de entrar en el colegio y directamente entré en el primer grado. La verdad es que ni recuerdo haber utilizado lápiz en aquella época.
ResponderEliminarHola Blas; me imagino las dificultades para escribir con pluma siendo zurdo. Es más: a quien lo era le obligaban a escribir con la mano derecha. Ahora eso ha cambiado ¡menos mal!
Cecy, a mi ya no me dieron en el colegio la opción a utilizar el lápiz, al menos no estando allá. Después, ya aquí, en España, la pluma quedó en un rincón: bolígrafos y, para los que tenían dificultades, lápiz. Pero aquí nunca utilicé la pluma en clase.
Hola Carlos, no es necesario que me des las gracias, y te vuelvo a felicitar desde aquí. Sí..., menudas andanzas de gente menuda...
Bienvenido Chogui a mi blog. Es bonito encontrarse con gente que ha vivido experiencias similares, y ya veo que lo de utilizar la pluma no ha quedado en el olvido de los que la tuvimos que usar (yo sigo usándola de vez en cuando). Para unirte como seguidor en la página principal del blog (si el blogger no falla, que estos días parece que está jugando con nosotros) podrás ver arriba a la derecha un rectángulo azul que dice "Participar en este sitio"; simplemente pinchas allí y sigues los pasos que te indica. Pero si aún actualizando la página no lo encuentras, existe la opción de hacerse seguidor a través de tu escritorio de blogger: debajo de tus datos y de los de tu/s blog/s aparece "blogs que sigo" y, un poco más abajo, otro botón "añadir". Pinchas allí y te saldrá la opción de unirte a través del link de mi blog (añades el url siguiente:
http://meiganoitedelua.blogspot.com/
Se supone que con eso ya está. Si sigues teniendo problemas, me lo comentas y vemos cómo te puedo ayudar.
Gracias a tod@s.
¡Biquiños!
Carmen
Bonito recuerdo Carmen. Te adelanto que yo nunca fui amigo de plumas y esas cosas y siempre he preferido el boli bic, aunque tuve una época del pilot. Ahora, me limito a los ceros y unos de mi ordenador, salvo para la lista de la compra, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Ahora sería incapaz, despues de tantos años, escribir con pluma, hay que aprender a hacerlo, es un arte y el resultado es excepcional.
ResponderEliminarUn beso
Uhhh, ¡Qué recuerdos! ¡La Parker, los cartuchos, el secante, el papel araña azul...! ¿Cómo olvidarlos? Si me habré manchado los dedos y las hojas... Es más, cuando cambiaba el cartucho había que sacudirla para que la tinta llegara a la punta y ahí se producía la hecatombre: un manchón seguro... Aparte la apretaba tanto para escribir que terminaba abriéndole la pluma al medio ¡bastante bruta de niña! jajajaj. Y cuando tenía que borrar, agarraba la goma -de tinta y lapiz (mitad y mitad)-, la mojaba con saliva y borraba... Por supuesto que terminaba haciéndole un agujero a la hoja...jajajja
ResponderEliminarA mi me gustaban las Parker con cubierta azul o negra, pero en mi casa me habían comprado una gris. No era lo mismo, pero la usaba igual... Hasta que nos dejaron usar las Bic -trazo fino y trazo grueso- ¡Qué épocas! Me encantó recordarlo. Ahora que leo ésto me dieron ganas de comprarme una (mañana iré a ver si la consigo; eso sí, intentaré tratarla mejor) jajajaj Un beso grande, Carmen
Hola, espero ya estés mejor.
ResponderEliminarLa araña a la que te refieres es a Kelly Lamar-Brown una araña patoncita que se salvó de que yo la matara pero no de morir debajo del pie de alguien y relato como es que murió. ¿Te dan miedo las arañas? A mi me dan miedo los gusanos, no puedo poner una imagen de alguno cuando hablo de ellos, me dan friki.
Un abrazo fuerte.
Hola Sucede: yo también tuve mi época del pilot, y aún es hoy el día en que para cualquier cosa habitual lo prefiero, sobre todo si el "bic" ese día falla. Usar el pilot es como acariciar el papel; sin embargo, para algo de verdad importante, ni bic, ni pilot, ni naranjitas de la china: mi Parker.
ResponderEliminarHola José Antonio. En aquella época el tiempo se daba su propio tiempo y no como ahora que parece que el reloj se nos escapa en el primer descuido. Por eso tenemos que usar "artilugios" que sean más "rápidos" y que "no compliquen" la escritura. Pero escribir con pluma, al menos en mi experiencia con mi Parker, eso..., ¡eso es todo un lujo! Si la hubiera perdido por alguna razón, estoy segura de haría lo imposible por conseguir otra exactamente igual.
Diana ¿te puedes creer que después de tantos años aún guardo una de aquellas gomas de borrar tinta y lápiz a la vez?; y no es que la haya comprado aquí, es que ¡es la que tenía allá cuando iba al colegio! Lo que no pude conservar ni conseguir fué el papel secante. Al principio utilizaba una cartulina blanca, pero era imposible... Ahora me las arreglo sin nada de eso: sólo mi pluma y los cartuchos (hasta en eso es especial, que no le sirve cualquiera)
Hola Linda Flor. Sí, ya me encuentro un poco mejor. Pasaré por tu blog otra vez, aunque hace un ratito te comenté en el último post.
Biquiños a tod@s.
Hola, Carmen, qué bien se imagina tu alegría al ver de nuevo tu parker reparada (esa, ninguna otra) y el cariño y el cuidado que a partir de entonces le reservaste. Y es que es la parker símbolo y cifra de lo que de verdad, con todas las evocaciones que en esas cosas se coagulan, de todo lo que en verdad amamos.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Al terminar la carrera me regalaron una...al final el BIC no me falla..tendré que probar..un beso desde murcia..saludete..seguimos...
ResponderEliminarDe nostalgia y de verdades universales, Buen recuerdo de la Parker, yo no tuve una, Pero, en el colegio, la Sheaffer me ayudó un montón.
ResponderEliminarhttp://enfugayremolino.blogspot.com
Acompañaré como N 67
¡Qué tiempos! yo también escribía en la escuela con pluma Parker y con el imprescindible papel secante, muchas veces dejaban manchones en los cuadernos y en el guardapolvos si no se usaban correctamente.... y para corregir algún error de escritura tenía que emplear con mucho cuidado la goma de borrar (de esas que tenían un color azul en un extremo y rojo en el otro) y con un poquito de saliva conseguía borrar los trazos pero si uno se pasaba un poco dejaba un antiestético agujero en la hoja. Aún tengo en mi casa, como un valioso recuerdo de mi infancia, varios cuadernos escolares forrados con papel de colores de estilo setentero y también conservo una pluma Parker que compró mi padre antes de venir a España y hoy, después de tantísimos años, ya ni no soy capaz de escribir con una pluma de esas y mucho menos de sujetarla correctamente para evitar los dichosos manchones.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Sabes Tino? Yo todavía conservo una de aquellas gomas de borrar. El papel secante no lo pude traer, y aquí, cuando lo busqué, no lo encontré, aunque imagino que tiene que haberlo porque hay bastante gente que todavía utiliza pluma, aunque la mayoría son coleccionistas. Yo aún utilizo la mía, de vez en cuando; es una sensación que no se siente con ningún otro tipo de artilugio para escribir.
Eliminar¡Biquiños!