4 jul 2011

La mamma

Corrían los años sesenta envueltos en su capa de miserias y novedades, pero corrían demasiado aprisa delante de los ya pasados cincuenta. La mamma no podía correr, mas su bebé tenía prisa por ver la luz. Ella lloraba; su marido intentaba tranquilizarla al llegar al hospital Rivadavia. Después de siete hijos varones, la idea de volver a ser madre de otro chico no le hacía la menor ilusión. Quizá recordaba su infancia en Italia, su matrimonio, el largo viaje que los llevó a Buenos Aires en aquel barco, todos y cada uno de los partos y los otros hijos que no llegaron a sobrevivir...



En la cama de al lado, una mujer amamantaba a su niña recién nacida, pero la mamma no tenía la cabeza para contemplar la tierna escena. El parto era inminente y las enfermeras se veían incapaces de animarla; tampoco su marido lo había logrado. Llanto, tristeza, dolor...

Dos gritos sobresalen: el de la madre en el último pujo, el de la criatura en su primer respiro. Sin aún cortar el cordón, le hacen reposar en el vientre ya vacío. Ella se incorpora, observa y sujeta al bebé con mimo. Tras los últimos detalles, una de las enfermeras lo quiere agarrar para lavarlo y pesarlo ¡No! La mamma no le deja; no la convencen. Nadie se atreve a hacer nada, solamente miran y esperan.

El rostro de la mamma se vuelve el centro del universo. Sus retinas absorben toda la información que pueden: los pies desnudos y sus deditos, las piernas, la barriguita, las nalgas, ...las pequeñas y delgadas manos, los bracitos, cada uno de sus hombros, su largo cuello, la forma de su cabecita, los sobresalientes pómulos, ...aquellos ojitos aún enrojecidos, la pequeña boca, la nariz respingona, el color de su pelo... Si tenía un lunar, retuvo el lugar exacto, el tamaño y el color. Cada pliegue de su piel se grabó a fuego en su memoria. Para ella el tiempo se había detenido en esos momentos y ni siquiera se permitía parpadear. Finalmente le abraza sobre su pecho sin dejar de mirarle y respira hondo; después, en un eterno minuto le va separando de su cuerpo, inclina levemente su cabeza y le besa con ternura en la aún ensangrentada frente.

- Ahora sí...

La mamma por fin sonrie y entrega el bebé a las enfermeras. Ahora sí podían llevarla: conocía cada rincón del cuerpo de su hija recién nacida y estaba segura de que podría reconocerla en cualquier lugar, aunque la hubiesen rodeado de otros miles de bebés.

11 comentarios:

  1. Quien podría engañar a esa mamma.
    Todo el dolor lo ha transformado en sabiduría.
    Y allí que puede reconocer cuando es feliz.

    Un abrazo Carmen.

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  2. es una preocupación natural de las madres cuando dan a luz en el área de maternidad de un hospital, que su bebé no sea cambiado, y hasta apremian al padre para que le de una profunda mirada a su hijo y grabe su imagen en la retina. tu relato es lo primero que he leído hoy, y tal parece que va a hacer un buen día al respecto. un beso.

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  3. La sabieza o la sabiduria es la que se hace con la experiencia, y esa mamma es obvio que la tiene.

    Muy buen relato!!

    Un beso Carmen y feliz semana (por cierto aquí en Catalunya lluviosa)

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  4. Cuando llegamos a un punto en que el sabiduria está en nosotros es cuando llegamos en la perfeción de la vida

    Bueno mi amiga que bonito el texto.

    besitos en tu alma

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  5. Que milagro es la vida, me encantan esas historias de maternidad, caminos interesantes siempre.

    Un beso y gracias por leerme, estaré por aquí visitandote.

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  6. Un relato escrito por una Mujer, con mayúsculas. Los hombres jamás podríamos narrar con tal precisión ese hecho tan particular. Me gustó, este blog, de a poco, va mostrando el mejor rostro de su autora. No es que no me hayan gustado los otros, pero este destila sentimientos.
    Un beso enorme.
    Humberto.

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  7. No puedo imaginar lo que sintió esa madre al ver a su pequeña sana y salva después de haber sufrido tantos sin sabores, yo no soy madre y no se lo que eso se siente, pero sin duda ha de ser uno de los más sublimes sentimientos.

    Gracias por pasarte por mi blog, y gracias por seguirme, de este lado de la pantalla también seguiremos tus pasos :)

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  8. bueno, pues has logrado enternecerme.. tu texto me ayudó a recordar como el amor es un milagro y un misterio, en esta vida de animales depredadores y ansiosos

    besos,

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  9. Carmen:
    Vengo a invitarte personal y especialmente.

    www.relatos-tres-de-un-par-perfecto.blogspot.com

    Un beso enorme.
    Humberto.

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  10. Entrañable historia, es la parte de la medicina más grata, pero también la más complicada al aparecer cualquier anomalía...

    Un abrazo

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  11. En primer lugar, gracias a todos/as, por pasaros por aquí, deteneros a leer y comentar en esta pequeña historia que, basada en hechos reales, llevo escuchando y recordando desde muy niña. Aquella mamma deseaba una hija, y su alegría se transformó en la alegría de todo el hospital.

    He estado inmersa en la investigación para afrontar un post como "Bailía de Faro. Sabbath", una temática que muy pocas veces había trabajado y que aún me tiene atrapada..; es la causa de haber dejado, sin darme cuenta, vuestros comentarios sin responder. Pero voy visitando vuestros blogs en la medida que puedo y aquí seguiré mientras nada me lo impida.

    Cecy, Draco, Lisebe, Rachel: es cierto que la sabiduría suele irse instalando en uno con la edad, y más cierto es cuando uno llega a comprender que cuanto más sabe, más le queda por aprender.

    Álvaro, me alegra verte por aquí, y tus comentarios. Eres la alegría personificada y quizá por eso me guste tanto pasearme por tu blog. No cambies...

    Humberto, padrino de este blog, ya sé que tus palabras siempre serán amables, aunque te empeñes en hacerme ver el montón de errores que puedo cometer (yo bien sé que de eso hay mucho, pero cuando se llega a determinados momentos, cada vez es más difícil cambiar). Me gusta leerte porque es como escuchar tu propia voz y eso llega más adentro que si al leer oigo la mía. Gracias por tu invitación, ya ves que no he faltado, aunque no haya podido llegar a tiempo al nacimiento de vuestro nuevo espacio. Sois increíbles, y también sé que uno se puede esperar cualquier cosa de vosotros (hasta que llegueis a escribir como si lo hiciera una Mujer...)

    Alezhi, la llegada de un hijo siempre es algo difícil de explicar y una enorme fuente de sentimientos, aunque no sean para todas las madres o padres los mismos, y menos aún si, como dice Without, surge alguna anomalía. La sensibilidad se pone a prueba porque queda a flor de piel, y no todo el mundo es capaz de afrontar los hechos de la misma manera.

    Maslama: la vida está llena de "milagros" y , sobre todo, misterios. Al menos eso la hace más interesante ¿no crees?. Sería muy aburrido que todo fuese siempre igual, todos iguales...

    Un abrazo muy fuerte para cada uno de vosotros.

    Biquiños.

    Carmen.

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