¿En dónde se quedó el pasado? Cuando era muy joven lo encontraba en el aquel baúl verde, el que cruzó el Atlántico con nosotros, en algún rincón de la bodega del gran barco; el que habitaba en el desván de la casa de mis padres. Subía a propósito para verlo; lo abría y allí estaba todo: los cuadernos de los primeros años en el colegio, algunas prendas de bebé que mi madre guardaba y que habíamos usado y heredado la una de la otra, el disfraz de bailarina de ballet que llevó mi hermana en aquella función (¿en dónde habrá quedado el mío?); una carpeta con fotos viejas, tanto, que nadie podría discutir que habían sido tomadas muchos años antes de nacer nosotras; los vestidos de la primera comunión, muñecas de trapo, ropa antigua de mamá; algunos libros de escuela, instituto o de la universidad (ni sé cómo llegaron hasta allí) ... Pero ahora aquel baúl no existe.
Ya no busco recuerdos de un amor que caducó, ni siquiera las fotos de decenas de alumnos (casi todos eran chicas) que me juraron no perder nunca el contacto conmigo, amistades fugaces que no sé en qué paradas de autobús algún día se bajaron.
No busco las sonrisas de quienes ya no están presentes, pues el llanto y el dolor las han guardado en mi alma y este corazón herido; aunque lleve sus remiendos, no pierde los afectos verdaderos.
No busco la compañía que se volvió soledades; a estar sola me he acostumbrado ya, a pesar de que ella, soledad, de vez en cuando aún me engañe.
No busco las sonrisas de quienes ya no están presentes, pues el llanto y el dolor las han guardado en mi alma y este corazón herido; aunque lleve sus remiendos, no pierde los afectos verdaderos.
No busco la compañía que se volvió soledades; a estar sola me he acostumbrado ya, a pesar de que ella, soledad, de vez en cuando aún me engañe.
Tan solo busco tus manos fuertes, las que tiernamente me acariciaron ¿en dónde se quedaron esas manos? No se levantan y dicen "¡estoy presente!". Una vez más, abro el libro de faltas y marco otra cruz, ésta en la fecha de hoy. Mañana será otro día; quizá sea yo quien no esté entonces; si así fuera, seguramente vendrá una maestra sustituta, pasará lista y las llamará por su nombre.
"Bailía de Faro. Sabbath" entró en el blog y se coló como una apisonadora en el lugar que correspondía a "Libro de faltas", que presento hoy y que es, simplemente, diferente.
ResponderEliminarQuiero agradecer los comentarios y responderlos uno a uno; poco a poco, pero así será si no hay problemas.
Nuevamente gracias por las visitas y la aceptación de algo tan diferente a lo que suelo trabajar; todo eso me anima a volver a intentarlo, eso sí, también con tiempo.
Un abrazo muy fuerte en la noche...
Carmen.
Muy bueno Carmen, todos deberiamos tener un libro de faltas y espero sinceramente que no seas tú la que faltes!! No seas ceniza, mujer!! jeje
ResponderEliminarUn abrazo!!
Algún día tendremos que faltar pero ese día esperemos no sea pronto.
ResponderEliminarUn beso.
el pasado se lo lleva todo. el baúl, los recuerdos, el libro de faltas y por último, nos envuelve como regalo con lacito y todo, y también barre con nosotros. un beso.
ResponderEliminarQue bonita manera de evocar los recuerdos y la nostalgia de un pasado que quedó atrás y de un deseo por traerlo al presente de nuevo. Me ha gustado mucho esta entrada.
ResponderEliminarBienvenida a mi blog y dejame que me quede en el tuyo....nos iremos conociendo.
ResponderEliminarENHORABUENA!! por los dos soles de tu cielo..
un biquiño
El tiempo nos arrastra y nos enreda en sus laberintos, como un rio que sobrepasa antiguos cauces y abre otros... es la vida también, la que nos enreda en sus trasiegos, pero no nos deja insensibles porque siempre quedaran los recuerdos. Me has llevado por el cauce de antiguos recorridos, me hiciste pensar...
ResponderEliminarAbrazos
No sé, por qué se me ocurrido al final de tu relato farfullar: ¡aquí están mis manos!
ResponderEliminarEl lector, a veces no entiende de ficciones y realidades.
Un abrazo.
Es cierto que todos o casi todos tenemos ese rinconcito de recuerdos de antaño Carmen, libros, libretas de colegio, hasta lápices... y por qué no hasta ausencias de niños y niñas de nuestra clase....
ResponderEliminarEn cualquier caso todos deberíamos tener un libro de faltas en nuestras vidas.
Un verdadero placer leerte.
Moitos biquiños, molts petonets .
Te devuelvo la visita con agrado, he leído tus relatos y son muy interesantes.
ResponderEliminarun saludo
Se diría que somos porque fuimos, Carmen..esa es la hebra que estiro y rescato de tu maravilloso texto.
ResponderEliminarTe agradezco enormemente la visita y el comentario, ambos me han dado la oportunidad de conocerte.
Un abrazo
Carmen, existe ese libro de ausencias y, casualidades de la vida, en mi último artículo hablo de un libro titulado "Lo que nos queda por vivir" que es el realmente importante, lo otro ya es historia y tenemos que seguir el camino y siempre acariciando cada segundo como si fuera el último.
ResponderEliminarMe gusta lo que dices.
Gracias,
la interacciòn entre Maestro y estudiante funciona en la magìa del -aquì y ahora- es por èsta razòn que para los otros momentos se debe usar: el libro de faltas..
ResponderEliminardisfruto siempre en la emociòn humana de tus entradas.
un abrazo
Blas
cierto que los libros de faltas resultan pesados de llevar, y dolorosos de abrir.. yo he llegado a llevarme razonablemente bien con el tiempo, que veo como un anciano cruel y caprichoso, pero estricto en su única regla: quien vivió algo contigo, quien te formó y te acompañó en esos momentos especiales, queda contigo y tú con él/ella, y eso es algo que, de una extraña manera, forma parte de nuestra propia esencia
ResponderEliminarhabrá otras profesoras, que duda cabe, pero ninguna te puede sustituir en ese espacio que ocupas en el recuerdo de tantas niñas
besos,
Hola Carmen, me gusta tu blog y como escribes, me quedo por aquí, te estaré visitando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquí aún es 19 aunque salga el 20 mi comentario... paradojas de la distancia, lo cierto es que dos días no voy a estar ausente.
ResponderEliminarMenudo recuerdo para todos los que dejamos nuestro lugar, querría yo saber dónde están mis presencias en este fondo de ausencias.
Un beso enorme.
Humberto.
Muy interesantes reflexiones.
ResponderEliminarSALUDOS.
Sucede, las faltas no siempre son por las mismas razones. Lo que sí tengo claro, es que mientras pueda estar presente, lo estaré.
ResponderEliminarBienQuerida Flor, es cierto que ese día del que hablas llegará, nos llegará a todos; lo mejor será no preocuparse demasiado por ello.
Sí, Draco, pero precísamente para eso tenemos el presente.
Gracias Alezhi, pero no siempre el pasado se ha quedado atrás; hay veces en las que lo que intenta es esconderse y hacernos creer que no está en el presente, cuando sí que lo está.
Lou, por supuesto que puedes quedarte cuanto quieras, y yo encantada de tenerte por aquí.
Beker, si te hice pensar, doy por bueno el relato y todo el blog.
Un abrazo fuerte para todos/as.
Biquiños.
Carmen
Julio , en un honor para mi saber que has estado aquí y has leído y comentado en mi blog. Cuando paso por el tuyo me siento como una niña de primero que está aún con el abecedario, y me encantan tus poesías. Has levantado tus manos y me has hecho saber que estabas aquí; no he puesto esa cruz que indicaría su falta: en su sitio he dibujado un pequeño corazón que marca su presencia, tu presencia. Gracias.
ResponderEliminarSomos porque fuimos, pero también somos para poder llegar a ser. Lía, en estos días he estado conociendo a gente que, como tú, es capaz de dar sentido a cosas que parecían no tenerlo, y me alegro mucho de haberte conocido.
Estoy de acuerdo contigo, Saudades8 , lo que estamos viviendo y lo que nos queda por vivir es lo realmente importante en cada momento.
Muchas gracias por tus palabras Blas. La relación entre maestros y alumnos puede llegar a extremos a veces inimaginables, pero normalmente es un hecho de momentos que después se quedan en el pasado. El libro de faltas, para entonces, ya se ha quedado sin páginas.
Esos momentos especiales que mencionas, Maslama, por supuesto que se quedan formando parte de uno mismo. Tampoco entran en un libro de faltas cuando sabes que están ahí, pero se han quedado en el pasado.
Bienvenido Guille , yo también me paso de vez en cuando por tu blog; me gusta.
Querido amigo Humberto, bien sabes que lo que importa no son las presencias en los lugares en que ya no podemos estar, sino las ausencias en aquellos en que sentimos que sí deberíamos estar presentes.
Bienvenida Victoria Eugenia; gracias por el seguimiento y por tu comentario.
Gracias a todos/as quienes habeis pasado por aquí, a quienes os habeis tomado la molestia de leer y, sobre todo, a los que habeis encontrado un momentito para comentar.
Un fuerte abrazo a cada uno/a.
¡Biquiños!
Um texto profundo...Faz pensar muito!
ResponderEliminarFico encantado com seus escritos. Um grande abraço do Brasil!