¡Se lo merecen! Era la única frase que su cerebro era capaz de componer en aquellos momentos. Llevaba tiempo planeándolo y había llegado la hora de vengarse de ellos.
¡Se lo merecen! Ya estaba harta de no poder caminar tranquila por allí, de tener que estar con uno ojo a lo suyo y con el otro vigilando a que ellos no aparecieran. Pero ellos eran muy ágiles, demasiado rápidos para ella, a pesar de que ella poseía otras cualidades que la aventajaban y que ellos nunca podrían alcanzar. Como mucho, ellos podrían dar un salto tremendo, desde muy alto, y tras girar en el aire, caer y llegar al suelo sin tener el más leve rasguño. Pero siempre estaban al acecho, y si la veían, salían de los lugares más insospechados, como sombras que se despegan de sus propietarios, y la perseguían. Hasta ahora ella siempre había logrado escapar del sincronizado ataque; no así alguna de sus amigas, más lentas o que se habían despistado en el peor momento: ellas acabaron en sus garras...
¡Se lo merecen! La farola parecía el lugar perfecto para observar. Desde allí podía contemplar todo lo que ocurría en un ángulo mucho más amplio. Ese era el momento, y apenas había nadie que pudiera obstaculizar su plan preparado con alevosía, la venganza que tanto tiempo se había hecho esperar. En la esquina de enfrente había dos personas; nada, no pasaba nada, pronto se irían; de todos modos era algo que también había previsto. Nada podía fallar.
¡Se lo merecen! Desde allí arriba realizó una última observación antes de ponerse en marcha. Las dos personas del otro lado en ese momento estaban de espaldas: el ataque sería tan rápido que era imposible que la viesen. Estaba segura de que todo iba a salir bien.
¡Se lo merecen! Alzó el vuelo y en pocos segundos bajó planeando hasta menos de dos metros por encima del comedero de los gatos, lanzó su excremento exactamente en el punto elegido: la bandeja en que los humanos les habían dejado su alimento, y remontó el vuelo alejándose del lugar.
¡Se lo merecen! En silencio pero sintiéndose más alegre que nunca, la gaviota se alejó de allí mientras dejaba que su cerebro lograse componer una nueva frase: ¡la venganza se sirve en plato frío!
Queridos amigos y lectores de Meiga Noite de Lúa:
ResponderEliminarAgradezco vuestras visitas y los comentarios en todo mi blog y en el anterior post, "Isto é..." . Parece mentira lo que nos quieren hacer ver del mundo y lo que el mundo es realidad. Río de Janeiro ha sido el ejemplo, pero en todas partes ocurren situaciones similares, bien lo sabeis.
Hoy, con "La Venganza", os invito a explorar nuevos terrenos, nuevos horizontes, diferentes visiones. Vosotros mismos lo podeis observar.
Un abrazo.
Biquiños.
Carmen.
un "blitzkrieg" en todo el sentido de la palabra. rápido y efectivo. un beso.
ResponderEliminarTraduce Draco, que ni sé qué diccionario tengo que buscar...
ResponderEliminar¡epa! APLAUSOS, su microrrelato me viajó. Recorrí acechada, las veredas;con miedo y apretando el bolso, fue mi íntima sensación, encapsulada yo; aunque, sabía que eran felinas las actitudes misteriosas de los vigilantes. Llegando a la esquina, dura por aferrarme al desquite; de repente, ud plantea lo imprevisto, lo impensado; me sube, me pone el viento en la cara y le da un remate espectacular.
ResponderEliminarAPLAUSOS.
http://enfugayremolino.blogspot.com
"blitzkrieg" ("guerra relámpago" en alemán), es que me acordé del ataque rápido y letal de la aviación alemana, entre otras fuerzas de ataque, en la 2da guerra mundial.
ResponderEliminarBien por la gaviota que aparece ¡finalmente! en el imaginario del lector; porque en todo el relato ha sido ingeniosamente ocultada, como los otros protagonistas. Disfruté el paso a paso, e inflando el pecho, también lo digo: ¡Se lo merecen!
ResponderEliminarUn aplauso.
Me gustan las aves, me gustan los gatos... No sé por cuál de ellos tomar partido.
ResponderEliminarUn texto divertido, me gusta leerlos en tu espacio. Tu sentido del humor tiene que estar presente, te hace bien a ti y me hace feliz a mí. ¿Qué más pedir?
Un abrazo cariñoso desde la República de Bananartina.
Ah, y nunca temas perder lo que no tienes...
la gaviota contra los gatos, siempre vigilándose, como en la guerra fría
ResponderEliminarSaludos blogueros, Carmen
Mientras te leía la mente se me disparaba para cualquier lugar, claro no me había detenido en la imagen. Partido por ninguno, como dice por ahí Humberto a mi también me gustan.
ResponderEliminarUn besote grande!!!!
jajaja ¡MUY bueno, Carmen! Nos despistaste haciéndonos imaginar cualquier otra historia.Y de repente ¡Zas! "Gran puntería" e ingenio. Bravoooooooooo !!!!
ResponderEliminarGracias, Carmen, por un texto tan "aconchegante"
ResponderEliminarQué excelente relato, de verdad es que manejaste muy bien la historia que inicialmente no sospechas de que se trata, ni viendo la imagen que pones, me gustó mucho esta entrada,es de las que más me han gustado :)
ResponderEliminarMe llevaste engañado, empujado! muy bueno, lo disfruté al engaño jaja. Un beso.
ResponderEliminarMe gustó este cuento, Carmen. No sé si es alegoría de algo preciso, pero lo disfruté. "La venganza es un plato que se sirve frío", así dicen.
ResponderEliminarUn gusto, haber caído en tu página. Te agrego a mi lista de blogs.
Un abrazo
A mí me pasó algo parecido en la mili. Algo que no debo contar y sí decir que quién suele joder acaba jodido, aunque sea sin saberlo.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen
Se lo merecían aunque digan que la venganza nunca es buena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bueno Carmen!!
ResponderEliminarEl humor es algo tan difícil de conseguir que admiro a todos los que lográis sacarme una sonrisa.
Abrazos!!!
LOs pájaros de Alfred Hitchcock....que miedo!
ResponderEliminarsabes princesa lo que decía mi abuela
ResponderEliminar-A la fuente fui a llorar mis penas y la fuente me contesto no las hagas no las temas.
Un besin de esta amiga admiradora de tus letras y feliz domingo con todo mi cariño.
¡Vaya con la gaviotita!
ResponderEliminarNo se si me lo merecía, yo no la había visto nunca, acababa de llegar a Barcelona, para una entrevista y la paloma, ¡¡zás!! con gran puntería en la solapa de mi chaqueta. y no es que yo lo deseara, pero siempre llevé el recuerdo.
Carmen, muy bueno y lo mio real. Si de verdad te gustan las cosas de Sevilla mira El Barrio de Santa Cruz O Plaza de España dos entradas de mi blog. Saludos
Gran viaje el mío mientras leía tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo desde México.
Los animales también tiene derecho a su propio desahogo vengativo, y si lo cuentas con ese suspense y ese fino humor ¡mejor!
ResponderEliminarUn beso
...plato frio como espera inesparada entre las cosas de la vida misma...
ResponderEliminarUN ABRAZO , CARMEN .
j.r.
Gracias por tu visita y comentario.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato, me gusta tu forma de escribir.
Lo de la venganza no es mucho de mi gusto, sus resultados nunca son buenos.
Un beso.
Hola carmen! muchísismas gracias por participar en mi mini-concurso, tus letras son un placer, vendré de vez en cuando y leeré con detenimiento.
ResponderEliminarUn abrazo!
Salió el otro correo, en fin, que muchisimas gracias!
ResponderEliminarUn relato extraordinario, debí comerme las dudas hasta el final para saber quienes eran los protagonistas. Muy bueno.¡¡Aplausos!!Saludos cordiales.
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