En medio de la noche te despiertas sudorosa dando vueltas en tu cama. Tu corazón late acelerado, te cuesta respirar, sientes que te ahogas, que no puedes hacer nada... y ni siquiera eres capaz de pensar con claridad, de asegurar que no has estado allí, de creerte que no es cierto, que no lo has matado. Estiras los brazos, miras tu cuerpo, tus piernas, el camisón ensangrentado...; enciendes la luz para ver mejor cuando ya tu cuerpo se va calmando, respiras hondo, cierras los ojos... y vuelves a observarte sobre tu cama. No eres una niña, no hay sangre, no hay nada..., pero no puedes dejar de llorar.
Te desnudas y abres el agua de la ducha. Entre lágrimas apenas puedes ver; intentas secar tus ojos con tus manos mojadas y tan solo consigues empaparte aún más. Resbala y se te escapa la pastilla de jabón, te agachas para agarrarla con fuerza; con más fuerza. Con toda tu fuerza te enjabonas el cuerpo una y otra vez, te sientes sucia, muy sucia; con las uñas quieres arrancarte la piel. No lloras cuando el jabón se mete en las heridas que te has hecho, lloras por la inmensa herida que llevas dentro, por el daño que aún te duele, por la niña que ultrajada gritaba que no, y que no... mientras él la violaba. Mientras él la violaba...
Te violaba...
Caes rendida de rodillas dentro de la bañera, el agua sigue cayendo sobre tí, las lágrimas resbalando por tus mejillas de niña, de mujer que por dentro no ha crecido, de mujer que no es real, de niña muerta en alma en aquel patio, de niña que ahora ha vuelto para seguir viviendo, como un zombie, dentro de tu cuerpo mancillado. Te sientes sucia y no hay nada que pueda limpiarte...
Sigue cayendo el agua de la ducha sobre tu cuerpo empapado en llanto, sobre las uñas clavadas en tu carne, sobre los ojos ciegos que sólo ven oscuridades y los vuelves a cerrar. Cierras los ojos buscando dentro alguna señal, algún punto de luz...
Ahí está.
De repente, has dejado de llorar y puedes verla: la pesada losa blanca que nadie ha tocado ni observado en tantos años; aquella losa que siendo niña moviste para abrir el negro pozo, para tirar allí adentro cada uno de sus trozos, para enterrarlo por siempre, muerto y descuartizado. Y vuelves a verla, pero ya no es tu cuerpo de niña; la que está en el viejo patio es ahora una mujer. De pie ante la losa, miras alrededor, no hay nadie más que tú. Ni siquiera piensas en agacharte. Tu mirada seria y fría sabe lo que se hace; no necesitas nada más. Caminas con paso firme y tus zapatos de tacón pisan con seguridad al pasar sobre ella. Compruebas que nadie la ha tocado; sabes que él sigue allí enterrado y allí seguirá, por siempre y para siempre... Sabes que nunca volverá a tocarte, sabes que nunca volverá a sujetarte y obligarte, sabes que nunca volverá a violarte. Sabes que ahora, cuando quieras, podrás volver allá tranquila; aunque ahora, en tu cuerpo de mujer, también sabes que ya no necesitas ni pensarás en volver.
Hola amigos:
ResponderEliminarDespués de tantos años lejos de Buenos Aires, no han faltado ocasiones para que la gente me haya preguntado si nunca he pensado en volver...
Hoy quiero agradecer a todos vosotros que sí estais volviendo de vez en cuando a mi blog, a las nuevas visitas y a quienes, además, dejan su comentario aunque no sea más que para decirme "Carmen, mira, he pasado por aquí". Gracias por vuestras palabras en "Cuenta atrás".
Ahora quiero invitaros a una nueva lectura, quiero invitaros a que conozcais "Volver".
Biquiños...
Carmen
Carmen, qué duro tu relato, si el afrontar y vivir recordando una violación ha de ser durísimo, que difícil debe de ser también el vivir con el temor a se descubierta por aquel crimen cometido; definitivamente qué difícil debe de ser sobrellevar una realidad así, no tengo idea de lo que debe de sentirse, y me da tanta tristeza que esto es parte de una realidad que sí existe, que me repugna y que simplemente no logro concebir.
ResponderEliminarHola Alezhi!
EliminarSupongo que hay cosas que es mucho mejor no llegar a entenderlas nunca, pues, para ello, es necesario antes haberlas vivido.
¡Biquiños!
Carmen,un relato lleno de dolor y de reflexión duro y real como la vida misma. A veces no te queda mas que vivir la vida como puedes o como te dejan....
ResponderEliminarFeliz domingo y un beso muy grande querida amiga
Hola Lisebe!
EliminarSiempre es así: vivir la vida como se puede y como a uno le dejan.
Un abrazo.
¡Biquiños!
Pues así juez y verdugo..
ResponderEliminarMe gusta como escribes , "enganchas! con tus argumentos, ¿pero dime hace cinco horas no deberías estar durmiendo.
Besos.
Hola André!
EliminarNo te fies de las horas que marca mi blog, están casi todas mal y no las doy controlado (tampoco es que me rompa la cabeza con ese tema).
¡Biquiños!
ResponderEliminarLa vida es así de cruda con los inocentes más desamparados que no tienen a quien acudir por miedo a la mano opresora...
Te deseo un intenso y placido fin de semana acunado por la armonía del descanso.
Me he paseado por el jardín del olvido y he reunido las flores más bellas que se han abierto a la luz de la esperanza para ti...
Un abrazo de azucenas
Un beso de azaleas
Esporas de amistad
Aromas de sentimientos
Cuidalas con esmero
María del Carmen
Hola María del Carmen!
EliminarDicen que el miedo es libre; y si a eso sumamos lo que tú dices, la falta de una mano que te ayude en los peores momentos... ¿qué se puede esperar?
Un fuerte abrazo para tí.
¡Biquiños!
Dentró se quedó el culpable. Por suerte la tierra es muda y no habla. Lo malo es la putrefacción, que no calla. Tras lo sucedido, mala suerte sería, que tras encontrar al muerto, encarcelaran a su víctima y asesina. Madre Tierra, guarda silencio, y oculta el secreto para siempre, que de justicia poco entendemos los mortales.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Antonio!
EliminarLa mente tiene formas de "matar y enterrar" aquello que le hace daño, sin necesidad de llegar al extremo físico. Quizá esos recursos puedan servir de alivio en la justicia que no se ve aplicada.
¡Biquiños!
Bueno, hoy estuvo muy duro el texto, no sé si dejarme llevar por la veta más metafórica o aferrarme a la letra efectivamente dicha. O, ¿por qué no?, mezclar ambas vertientes.
ResponderEliminarSea como fuere, me ha tocado el título (y el contenido, claro). Creo que jamás pienso en volver, al contrario, siempre estoy pensando en ir. ¿El lugar?, lo tengo muy claro, pero aún no consigo cierto "pasaporte" que hasta allí me lleve.
Lo cierto es que volver: nunca.
Un beso.
HD
Hola Humberto!
EliminarPienso que tienes recursos más que suficientes para saber y entender cuál puede ser la vertiente más adecuada a la hora de desmenuzar un texto como éste. Podía haberlo escrito de otro modo, aunque desde mi punto de vista está más que claro. Y está claro que volver no podría ser una opción válida, aunque en determinados momentos la mente obligue a hacerlo para intentar cerrar heridas y dejar en el pasado las cosas que deberían haberse quedado en él.
Por otro lado, volver a "mi Buenos Aires" no podría ser, porque ese "Buenos Aires" ya no es el mismo, ni lo será nunca, por muchas vueltas que la vida quiera dar.
¡Biquiños!
hay culpables que por más que se les entierre y que por más que los años transcurran, siempre proyectan de alguna forma su éterea figura en la realidad actual que se les termina recordando aunque la persona ya desee dejar todo eso atrás. besos.
ResponderEliminar¿Qué te puedo contar a tí, Draco...? Y, sin embargo, bien sabes que mientras pueda ser y cuando quieras, al final te contaré...
Eliminar¡Biquiños!
Difícil olvidar que le han robado su intimidad, mas allá del acto, es todo lo que eso conlleva. Y es cierto que ni muerto el culpable, se cicatriza terrible dolor.
ResponderEliminarMuy duro el texto, pero muy real también.
Un abrazo carmen.
Hola Cecy!
EliminarHay heridas que nunca terminan de cicatrizar. Nunca.
Cuando el daño está hecho, vivir con las consecuencias es lo único que queda.
Un abrazo.
¡Biquiños!
He pasado para dejarte mi nuevo blog, ya que me borraron el anterior.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Hola Victoria! Sí, ya he visto, ya me he pasado por allí. Es una pena que se haya perdido el otro.
Eliminar¡Biquiños!
Duro y desgarrador relato, Carmen, contado desde las entrañas del personaje en quien siguen aflorando los crueles vestigios de tan descarnada vivencia. Imposible no tomar partido en esta historia; apiadarse de su alma y de sus sentimientos que continúan tan vivos como antaño. Lo has narrado maravillosamente involucrando cada una de su sensaciones y consecuencias. Felicitaciones, querida amiga, un fuerte abrazo!!!!!!
ResponderEliminarHola Diana!
EliminarSupongo que es más sencillo hablar de lo que se conoce ¿no crees?.
De todos modos, bien sabes que suelo mezclar realidades y ficciones en mis escritos.
¡Biquiños, amiga!
ResponderEliminarLos rododendros ya han florecido
coloreando de naciente primavera mi balcón
y mi corazón sé vestirá de hojas de alegría.
La alegría que este amanecer te envío
sobre el dorado crepúsculo de la poesía
para ser amonestado el silencio del vacío...
Mis retinas se detendrán
en la estación con más acuarelas
que han podido brotar
de la ágil paleta del pintor...
Un beso con sabor a inaugurada primavera
María del Carmen
Hola María del Carmen! Sí, ya ha venido la primavera... las alergias me tienen encerrada en casa y prácticamente tirada en la cama o el sofá hasta que por la noche se calma el ambiente...
Eliminar¡Biquiños!
Muy duro, Carmen, durísimo pero real. Demasiado dolor para tantas y tantas mujeres.
ResponderEliminarHas relatado de maravilla y me rindo ante tus pies.
Besos, guapísima.
Hola Towanda!
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
El dolor se hace más fuerte si una se lo guarda para sus adentros; contarlo, abrirse a los demás, da sensación de alivio y ayuda a ver las cosas de otro modo, aunque no se pueda evitar que siga estando dentro.
¡Biquiños!
Estupendas las cosas que nos dejas. Como siempre un placer.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Muchas gracias l.s.d. Hiperión!
EliminarUn placer tenerte entre los lectores de mi blog.
¡Biquiños!
Que fuerte relato y que duro seguir afelante con un trauma como ese.
ResponderEliminarUn beso Carmen.
Hola Linda Flor!
EliminarHay muchas cosas en la vida que nos hacen sentir que no seremos capaces de salir adelante. Pero hay que hacerlo, sea como sea; y creo que de esa lucha también sabes algo.
¡Biquiños!
Un duro relato donde no dejas a nadie indiferente. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
Muchas gracias por tus palabras, Paco.
Eliminar¡Biquiños!
Fuerte, muy fuerte, a veces nos quejamos de nuestra propia vida cuando hay tanto dolor.
ResponderEliminarPor aquí ando para dejarte mi abrazo y no te olvido.
Cuídate mucho
Hola Mayra!!
EliminarYa sé que estás ahí...; yo tampoco me olvido aunque pudiera parecer ausente algunas veces. No estoy pasando una buena época; pero confío en que saldré adelante.
¡Biquiños!
Cuanto dolor amiga...
ResponderEliminarUn placer el reencuentro...el nuestro!
Besos cielo.
Hola Remei!
EliminarEs verdad, es muy bonito volver a encontrarse con la gente.
¡Biquiños!
Hola Carmen, oye ya salio la entrada en la que se incluye la respuesta a tu pregunta
ResponderEliminarXhaludos!
Gracias Xhabyra! Ya he estado por allí. Tengo que pasar al lateral del blog la respuesta, pero antes tengo que encontrar un ratito libre y tranquilo.
Eliminar¡Biquiños!