28 jul 2011

En nada

La abuela Encarnación vivía sola en su vieja casa de piedra, allá arriba, en lo alto del acantilado que caía vertiginosamente sobre el mar.

El mar..., la mar... que se lo había llevado, a su hijo pequeño tantos años atrás...



La abuela Encarnación no quería que sus hijos o nietos se preocupasen por ella. El recuerdo del hijo perdido había enraizado en su alma y sabía que si algún día regresaba de la muerte lo haría desde allí, desde el mismo mar que se lo había llevado. La abuela lo esperaba; algún día volvería.

En la vieja casa apenas un par de bombillas con su luz amarilla la ayudaban a ver en la noche, las pocas veces que el rústico tendido eléctrico funcionaba. En aquellos años no mucho más se podía pedir. El resto del tiempo, la iluminación corría a cargo de las velas.

Una noche tremenda de tormenta, con el mar batiendo furioso contra las rocas y el viento agitando los árboles, silbando a través de sus ramas, con la lluvia cayendo como si el cielo se estuviera deshaciendo y despegando de lo más alto, la vieja casa de piedra seguía en pie, desafiando a los elementos, pero sin elementos que la ayudaran a sujetarse. El cable del tendido eléctrico en algún lugar se olvidó de su función y la abuela Encarnación, sentada junto a la ventana, con una vela en una mano y el rosario en la otra, rezaba para que todo aquello quedase en nada... Frase a frase, oración tras oración, con los ojos cerrados y levantando la voz para no oir los truenos, se balanceaba en la vieja silla y, tan solo de vez en cuando, se permitía abrir los párpados y observar hacia el otro lado del cristal. La tormenta no se iba, las horas pasaban, la vela se consumía, terminado un rosario, otro comenzaba... hasta que por fin lo vio.

- ¿És tí?

Los ojos de la abuela se abrieron como ya no se acordaban de que podían hacerlo. Se levantó de la silla, el rosario cayó al suelo, el viento se coló por una rendija de la vieja ventana y apagó la vela, pero ella no se dió cuenta, no podía: sus sentidos por completo se centraron en la luz que veía acercarse desde lejos, que ya había cruzado los árboles, que se dirigía a la casa. Pensó en la Santa Compaña, pero enseguida deshechó la idea. Abrió la puerta y salió corriendo a su encuentro.

- ¿És tí? ¡Meu fillo! ¡Eu sabía que virías, meu fillo! ¡Meu fillo!

Corría la abuela Encarnación hacia la luz y hacia el hijo que en ella veía, corría a pesar del viento, de la lluvia, de sus viejos huesos y sus muchos años...

- ¡Meu fillo! ¡Meu fillo!

Cerró los ojos y abrió sus brazos sin dejar de correr y llamar a su hijo perdido. De pronto, una luz cegadora bajó del cielo, cual infierno que se abre y traga la tierra que lo cubre. El trueno hizo temblar el suelo y la abuela volvió la mirada hacia la ya lejana casa; el rayo cae exactamente sobre ella, la parte en dos y la envuelve en llamas.

- ¡Abuelaaaaa...!

Los nietos llegan por fin a la cumbre y la abrazan, la envuelven con sus ropas para abrigarla. La abuela Encarnación sonríe, pero en su sonrisa queda un deje de tristeza.

- Meu fillo..., meu fillo... Coidas de min, mais eu..¡non puiden facer nada por ti!

La tormenta y la casa... se quedaron en nada.

Noite de luar no pasamento da avoa.

Una pequeña cruz y varias cuentas de azabache reflejan hoy, cuarenta años después, la luz de la luna llena que les llega; mañana algún bisnieto subirá al acantilado, las encontrará y jugará con ellas.

22 comentarios:

  1. Hola a todos/as, queridos amigos.

    Quiero, en primer lugar, agradecer vuestras visitas, vuestros comentarios y lecturas de mis escritos.

    Hoy presento una pequeña historia envuelta en halos de leyendas gallegas, como la de la Santa Compaña. Nunca la he visto, pero quienes afirman haberlo hecho se refieren a ella como una procesión nocturna de almas en pena, y que quien la ve y ésta le alcanza, quedará atrapado en ella como un alma más vagando por los montes en busca de otras almas a las que atrapar. Una de sus señas de identidad es la premonición de la muerte.

    Para quienes no están familiarizados con la lengua gallega, señalar que “Luar” es el nombre que recibe la luz de la luna, y que “pasamento” es una de las formas de llamar a la muerte, es decir, sinónimo de “morte”, pero el término “pasamento” hace mención directa al momento del “paso” del mundo de los vivos al mundo de los muertos. En Galicia la muerte es tratada de una manera muy especial.

    En último lugar, quiero dedicar este post a Rosa quien, sin saberlo en un principio, colaboró conmigo ayudándome a recordar ciertos datos necesarios para encajar todas las piezas del “puzzle”. ¡Gracias Rosa!

    Gracias a todos/as.

    Biquiños.

    Carmen.

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  2. me gusta tu relato porque contienen ciertos hechos que se han dado en otras realidades y que le dan verosimilitud a tu texto.
    recuerdo a una madre que siempre esperaba al hijo desaparecido en el mar debido a un accidente de aviación y que nunca lo dio por muerto, aunque en su interior sabía que nunca lo iba a volver a ver con vida.
    lo otro es aquella visión de la "santa compañía" que se presenta a quienes van a morir y que relaciono con aquellos fantasmas femeninos que también tienen esa misma misión en la cultura irlandesa, según un programa de lo sobrenatural que vi hace muchos años ya.
    siempre es un placer leerte en cada post. un beso.

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  3. Me encantan las leyendas. Y sobre todo las del norte, Galicia y Asturias, y las historias celtas en general. Conoces mi blog de leyendas?

    http://tierra-leyendas.blogspot.com

    Ahí intento ir recopilando las que me encuentro por ahí.

    Besos.

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  4. Un relato realmente fantástico Carmen, conocía la leyenda cuando viví en Redondela siempre preguntaba que es lo que significaba la cruz en una encrucijada apostada allá fue cuando me contaron la leyenda. Las culturas siempre están llenas de enriquecedoras lecciones y nuevas cosas. Es cierto que la muerte es tratada de diferente manera en Galicia.

    Gracias por la información .

    Petonets, biquiños.

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  5. Y yo que pensé era realidad, eso quiere decir que tu relato me atrapó.


    Un beso.

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  6. historias del mar amargo, Carmen, quizá un día te cuento como me saben en la boca

    besos, realmente precioso relato

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  7. Coincido con la Malque, yo también creí que era una historia real. Me envolvió, me convenció y me conmovió. ¿Qué más pedir?
    Está bien que juegues con estos claroscuros de realidad fantasiosa.
    Besos enormes.
    Humberto.

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  8. Ya está puesto el enlace ;)

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  9. Los cuentos me encantan amiga mui bien

    Tengas una buena noche y mucha luz

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  10. Parece ser que somos varios que hemos quedado atrapado en tu historia-relato, como verdad. En el campo se cuentan muchas historias así, como verdaderas.

    Me gusto!

    Un abrazo Carmen!

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  11. Estas leyendas escritas son siempre muy interesantes, por el misterio que encierra. Me encantó el clima de tus letras.

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  12. Hola,preciosas letras desnudan la belleza de este blog, si te va la palabra elegida, la posía, te invito a mi casa, un placer,es,
    http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
    gracias, buen día, besos numantinos...

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  13. Jejeje... esta vez te tocaron besos numantinos. La verdad es que tienes un "don" para atraer lectores.
    HD

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  14. Me gustó mucho la manera de irnos guiando y describiendo cada momento que la abuela vivió durante la tormenta, me pude imaginar la casa y el acantilado, y el momento que el pequeño niño por el mar era devorado. Cuando leí lo de la luz, imaginé el momento en que el pequeño niño iba por ella para devolverle un poco de alegría tras su paso ante la muerte.

    Saludos

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  15. Hola, Carmen, qué bien nos haces ver a esa abuela Encarnación, en efecto encarnada y arraigada plenamente en ese alto acantilado y en esa casa de piedra, su porfía en no abandonarla, y en su perenne nostalgia y dolor, a su zozobra en la tormenta en la que cree ver esa luz verdadera que la lleve y que le traiga a su hijo perdido.
    Enhorabuena. Te sigo, josemp1961 en gris, porque gris c ´est moi.
    Gracias por seguir il mío blog.
    Saludos

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  16. Me encantan las leyendas, sobre todo las ambientadas en la noche, son fenomenales y tu lo narras que da gusto, o miedo
    Un beso

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  17. Vaya, espero que no me hagas llorar cada vez que venga....

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  18. Es un relato poderoso, cuya fortaleza, por supuesto está en lo bien escrito y las muchas imágenes que atrapan al lector. Juega la palabra con la añoranza, la soledad y "los milagros".
    Estupendo ¡felicitaciones!

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  19. Ya vengo a leer más una vez este cuento que como tantos es una realidad en su más pura esencia y como es bueno leer y sentir los sentimientos que quedan para siempre.

    Un luxo vinir aca miquerida

    Buena semana de paz e éxitos

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  20. Un pequeño inciso que no quiero dejar de lado: la noche en que publiqué "En nada" una de las hijas de la abuela Encarnación (bisabuela paterna de mis hijos)ingresó grave en el hospital. No lo supe cuando Rosa (nieta de la abuela Encarnación) me ayudaba con los datos; la información me llegó después a través del abuelo paterno de mis hijos.

    Desde aquí quiero hacer llegar a la familia mis deseos de que pronto se recupere y que todo esto no sea nada más que un pequeño susto.


    Rosa: si me lees, dale un abrazo de mi parte; tú sabes las razones por las que no puedo estar allí...



    Y a todos vosotros, amigos, que habeis comentado o leído, un abrazo enorme y montones de gracias. Os sigo en vuestras páginas y pronto habrá algo nuevo por Meiga...


    Carmen.

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  21. Magistral relato. Excelente y muy bien logrado. ¡Felicitaciones! Un saludo cordial.

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Si alguna vez te has quedado mirando a la luna, o a las estrellas, tú también tienes algo que comentar...
Y si no lo has hecho, nada te impide escribir un pequeño comentario.

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